sábado, 2 de abril de 2011

Pokémon Internado - Capítulo 1

La escuela estaba situada en Ilunna, una lejana isla perdida en medio del mar que dividía Hoenn y Kanto. La isla en sí era completamente propiedad del colegio, de más de tres mil metros cuadrados, que proporcionaba a los estudiantes amplias residencias, pistas deportivas y de combate, playas, piscinas, gimnasios y pabellones para las clases, hasta un pequeño centro comercial donde adquirir sus necesidades. Era un pequeño paraíso, y sólo los alumnos más selectos podían entrar ahí.

Ash Ketchum dio un salto para finalizar el descenso del pequeño ferry que lo había llevado hasta allí. Habían ido unos hombres especiales a buscarlo, y le habían dicho que no estaba permitido llevar a ningún Pokémon a la isla, por lo que dejó a su entristecido Pikachu en casa con su madre y se embarcó a una nueva aventura.

-Bueno -suspiró-. Parece un lugar bonito.

-Aquí esperaremos al resto de alumnos que empiezan el curso -explicó su guardaespaldas.

-¿Cuántos somos? -inquirió el muchacho de pelo negro.

-Diez -contestó el hombre.

-Por curso, ¿no? -insistió Ash.

-Son cursos de cuatro años, con diez alumnos en un solo curso. En la isla solamente viven estos diez alumnos, los profesores, el director, y el servicio.

Ash meneó la cabeza, como para indicar que le parecían muy pocos alumnos, pero se quedó allí, con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros holgados. Al poco rato, llegó otro barco en el cual Ash pudo reconocer a un muchacho de pelo azul oscuro hacia los lados, vestido con el uniforme masculino del colegio: una camisa blanca, una corbata roja con rayas azules, un chaleco sin mangas con el escudo del colegio bordado y unos pantalones beige largos.

-Hola -saludó alegremente-. Soy Helio. Vengo de Floresta.

-Yo soy Ash -respondió el otro-. De Pueblo Paleta, Kanto.

Los dos muchachos empezaron a hablar alegremente mientras llegaba el otro barco con una muchacha de pelo castaño en dos coletas y el uniforme femenino: una camisa blanca, una corbata de cuadros y una falda plisada del mismo patrón que la corbata.

-¡Hola, hola! -exclamó alegremente-. Me llamo Lyra, y soy de Johto. ¿Y vosotros?

Mientras cada uno se presentaba, llegó otro barco, este con una chica muy familiar a Ash.

-¡EH! -exclamó el muchacho-. ¡MAYA!

La chica bajó del barco corriendo y le dio un fuerte abrazo a su amigo. Luego se giró a Lyra y repitió estridentemente su nombre, dándole un fuerte abrazo. Luego saludó a Helio y corrió rápidamente a abrazar a quien se estaba bajando del barco en aquellos momentos: un chico de pelo caoba que sonrió nada más ver el rostro de su mejor amiga.

-¡KENNY! -gritó de nuevo.

El chico se sonrojó levemente mientras Maya lo sostenía con fuerza, pero sonrió y contestó:

-Hola, DiDi.

La chica lo soltó de repente, con una expresión de reprimenda.

-¡No me llames así! -le amonestó, señalándolo con el dedo índice.

El chico rió suavemente mientras pasaba a saludar a los demás, mientras Maya daba un leve suspiro. Ojalá Kenny abriese un poco los ojos y se diese cuenta de lo que sentía...

Mientras los demás estaban ocupados con las presentaciones, llegó un nuevo barco, que esta vez llevaba a una chica de pelo castaño largo y grandes ojos negros, que se posaron inmediatamente en Ash, sonrojándose levemente.

-Estás aquí... -susurró, sonriendo. Luego, alzó la voz y añadió:- ¡Hola a todos!

Pese a su deseo de volver a abrazar a Ash, se dirigió primero a su amiga Maya, a la cual abrazó amistosamente.

-¡Es increíble que las dos estemos aquí! -exclamó, excitada-. Nos lo vamos a pasar genial las tres juntas -añadió, mirando a Lyra.

-Vamos, ve a saludar a Ash -susurró Maya, sonriendo pícaramente. Sabía desde hacían meses que a Aura le gustaba Ash.

La chica de pelos castaños corrió al grupo de chicos, que estaban sentados en la hierba junto al embarcadero. Cuando Ash levantó la vista y vio a Aura sonriéndole, sus mofletes se volvieron algo rojizos, pero sonrió.

-Hola, Aura -dijo el chico, poniéndose en pie. Ella, sin poder resistirlo un segundo más, le abrazó fuertemente, haciendo que la gorra de Ash rebotase en su cabeza del sobresalto, pero el chico le devolvió el abrazo suavemente hasta que Kenny le dio un codazo en las costillas, provocando las risitas de Helio.

-¡HOOOLA! -gritó un chico con pelo negro y una gorra negra y amarilla hacia atrás-. ¡ETHAN ESTÁ AQUÍ!

-¡Ethan! -exclamó Lyra con alegría, saludando a su amigo-. ¡No esperaba que estuvieses aquí!

El chico, presentándose a los demás, se sentó con todos.

La próxima en bajar fue una chica de pelos castaño oscuro y ojos verdes, que sonreía de oreja a oreja.

-¡Hola! -gritó-. ¡Me llamo Sandra, y vengo de Pueblo Arcilla, en Teselia!

La chica empezó a hablar con las otras tres, y en seguida entablaron una buena amistad. Ya solamente quedaban dos alumnos por llegar, y la penúltima llegó alegremente. Era una chica de pelo azul claro recogido en una coleta, sonriendo al otro chico de pelo azulado.

-¡Helio! -chilló. La muchacha corrió a abrazar al otro chico de Floresta y le dio un beso-. ¡Te he echado mucho de menos!

-Qué cariñosa -rió Ethan.

-Es mi novia -explicó Helio, poniendo los ojos en blanco.

-Como para que no lo fuera -bufó Kenny.

El último alumno era un muchacho de pelo pelirrojo y ojos azules, que miraron a Sandra, sonriendo.

-¡Mario! -exclamó la chica, corriendo a saludarle.

-¿Os conocéis? -inquirió Aura con curiosidad.

-Mario vive también en Pueblo Arcilla -explicó Sandra-. Somos amigos desde pequeños.

Mientras los diez alumnos al completo empezaban a hablar, llegó al embarcadero un hombre vestido con una americana negra, camisa blanca y pantalones del mismo color, que sonreía amistosamente.

-¡Bienvenidos, muchachos! -dijo solemnemente-. Soy el director Tanaka, y estoy al frente de la escuela.

-¡Y vaya escuela! -exclamó Ash, conviniendo.

-Bueno -prosiguió el director-. Allí al fondo podéis ver el gimnasio y el pabellón con todas las aulas. Junto a estos, está el centro comercial. Tras estos, se encuentran los bosques y, a los lados, se encuentran cada una de las residencias: la de las chicas, amarillo roto, y la de los chicos, naranja claro. entre estas, se extienden los jardines, y, en las fronteras marítimas de la isla, encontraréis el fantástico litoral. Sentíos libres de tomar un baño en el agua del océano en cuanto tengáis ocasión, está templada y no tendréis problemas. Dada la temperatura ecuatorial de la isla, la temperatura media durante todo el año es de veintisiete grados. Esparcidos por los territorios de la isla, encontraréis los terrenos de deporte y práctica de Pokémon. ¿Alguna pregunta?

-¿Dónde están nuestras maletas? -inquirió Mario.

-Las han transportado a vuestras habitaciones -explicó el director-. Son individuales, pero todas se unen en una gran lujosa sala de estar, una cocina y unos baños comunes. Cada habitación tiene una cama real, un escritorio, silla, armario, suelo alfombrado, estantería repleta de libros y un baño personal. En éstas encontraréis vuestros libros de texto y un ordenador portátil, para optimizar el aprendizaje.

Los diez chicos se miraron los unos a los otros con miradas excitadas. ¡No podían esperar a verlo todo con sus propios ojos!

-Bueno, si no hay nada más que decir -concluyó el director Tanaka-. Ahora vamos a ir al pabellón de las clases para hacer entrega de vuestros Pokémon.

Y los diez muchachos siguieron al director, ansiosos por empezar su nueva vida en el Internado Pokémon.

(NOTA: Los uniformes son iguales que los del colegio Astoria, de la serie Los Protegidos. Sandra y Mario son personajes inventados por mí, no los protagonistas del juego Blanco y Negro.)

1 comentario:

  1. ¡Oh, Dios mio!
    ¡¡Quiero leer más!!
    Tiene muy buena pinta y ¡metiste a Helio! ¡Genial!
    Je, je, je... es mi favorito junto con Silvio de Pokémon Ranger ^^
    Aiss... estoy deseando ver que ocurre =D
    ¡Y metiste los uniformes de los protegidos!
    ¡Me encanta esa serie!

    Continua pronto, por favor =D

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