Los diez alumnos llegaron a la clase pronto, ya que sabían que el profesor Dupont odiaba a los tardones. Cinco minutos antes de la clase, los chicos se encontraban alisándose los uniformes para no recibir demasiados insultos por parte del malvado profesor, al que le encantaba meter cizaña entre los alumnos señalando sus defectos. Era un profesor detestable, por no decir otra cosa. Cuando los uniformes no tenían ni una sola mota de polvo, ni una mancha, ni una arruga, los alumnos consideraron que estaban listos para empezar la clase. Sin embargo, el profesor Dupont no había aparecido aún.
-Viva la hipocresía -comentó Ethan, rascándose la cabeza.
-Y luego nos acusa de tardones -refunfuñó Kenny, sacando sus libros de Francés.
-No te preocupes -dijo Maya, acariciándole el pelo cariñosamente-. Todo el mundo llega tarde alguna vez en su vida.
-¡Pues ya lleva diez minutos de retraso! -anunció Helio.
-Aquí el reloj solar lo ha dicho, diez minutos -constató su novia, Selena, revolviéndole el pelo al tiempo que miraba su reloj.
-Esto ya no es normal -rió Mario-. Se supone que ya es raro que llegue quince segundos tarde...¿qué me decís de diez minutos?
-A lo mejor le ha pasado algo -sugirió Sandra, con semblante preocupado.
-¡Sí! -exclamó el chico pelirrojo, ilusionado-. A lo mejor se ha caído en el embarcadero y se ha ahogado.
-¿Cómo se te ocurren esas cosas? -preguntó su amiga, dándole un codazo.
-Con lo mal que me cae ese tío... -Mario se encogió de hombros-. No me extraña.
Sandra puso los ojos en blanco, pero sonrió.
Mientras todos especulaban sobre las posibles muertes, accidentes o asesinatos del profesor Dupont, entró en la sala una profesora completamente desconocida. Tenía la cara arrugada, pero no como los ancianos. Estaba demasiado arrugada, más de lo que ninguno de ellos había visto antes. Tenía una nariz respingona y que acababa en un extraño triángulo escaleno. Llevaba un polar azul sin mangas, una blusa estampada con flores y unos pantalones negros. Llamaba la atención que no llevaba zapatos, iba completamente descalza. Pero lo que más asustó a los alumnos fueron sus ojos, de un azul glacial inexpresivo. No tenían pupila alguna.
-Esta da el pego en una casa del terror -rió Ash, a lo que Aura respondió con un codazo amonestador.
-Buenos días -dijo con voz monótona, casi mecánica-. Soy la profesora Balalaica -los alumnos no pudieron reprimir risitas ante su nombre referente al instrumento musical ruso. La anciana pareció no percatarse de esto y prosiguió:-. El profesor Dupont se encuentra ausente, por lo que yo vendré a sustituirlo hasta que se mejore. Abrid los libros por la página vingt-quatre.
Los chicos obedecieron. La profesora, prosiguiendo con la clase, señaló a Kenny y dijo:
-Comme tu t'apelle?
-Je m'appelle Kenny, madame -respondió el chico rápidamente, casi asustado por el tono amenazador de la profesora.
-Quel âge as-tu? -prosiguió ella.
-J'a quatorze ans.
-Bon, bon.
-Tengo una pregunta, profesora -indicó Lyra, alzando la mano-. ¿Cómo se dice...?
-TU PEUT PARLER SEULEMENT EN FRANÇAIS À MA CLASSE, MADAME! -gritó la profesora furiosamente. Lyra tragó saliva y asintió, con cara de "me voy a callar, porque si no...".
En aquel momento, los ojos azul glacial de la profesora se abrieron desmesuradamente, hasta el punto en el que se salieron de sus órbitas, colgando de unos cables desde los huecos oculares.
-¡AAAAAH! -chilló Sandra, agarrándose a Mario, en el pupitre de al lado.
Los diez se quedaron quietos, con los ojos abiertos como platos. ¿Qué había ocurrido? No atinaron ni a abrir la boca. El que se armó de valor fue Ash, que se levantó de un salto y fue a inspeccionar a la profesora. Tras observar las cavidades oculares y los ojos que colgaban de ellas, llegó a una conclusión:
-No es humana.
-Sí, y yo soy el Tato, ¿no te fastidia? -espetó Kenny, que sujetaba fuertemente la mano de Maya.
-En serio -insistió Ash-. Me parece que es algo así como un autómata.
-Véase robot -simplificó Aura, que también se había levantado para ver a la profesora mejor.
Poco a poco, todos se fueron levantando para ver a la profesora, y llegaron a la misma conclusión que Ash.
-Pero, ¿por qué es un robot? -inquirió Selena.
-Y lo más importante, ¿por qué nos han mandado a un robot como profesora sustituta? -añadió Helio.
-No lo sé -dijo Ash, rascándose la barbilla en pos pensativa-. Pero creo que tendremos que averiguarlo.
-.-.-.-.-.-.-.-.-
¡Tantantán! ¿Qué ha pasado con la profesora Balalaica? ¿Por qué era un robot? ¿Qué ocurre en el internado? ¡En el próximo capítulo, lo descubriréis todo y más!
¡¡Oh!! ¡¡¿Un robot en la escuela?!!
ResponderEliminarMadre mia esto si que se pone interesante ^^