Las cinco chicas se reunieron en la sala de estar de su lujosa residencia bastante temprano por la mañana. La primera en llegar fue Selena, con un dormido Cleffa en sus brazos. Se sentó en uno de los caros sofás de cuero negro y empezó a acariciar la cabeza de su Pokémon pensativamente. Al poco rato, le sorprendió una voz a sus espaldas:
-¡Hola! -exclamó una jovial Aura, que se sentó junto a ella de un salto. Llevaba en sus brazos a Teddiursa que, a diferencia de Cleffa, estaba bien despierto y listo para ponerse en marcha.
-Waaah... -bostezó Selena-. Son sólo las seis. Pensaba que sería la única despierta.
-Ya somos tres -convino Sandra desde la puerta. Squirtle, que la acompañaba, se encogió en su caparazón y voló hasta el sofá, seguido de su entrenadora-. Estoy tan nerviosa que no puedo ni dormir.
-¡Eeh, chicas! -exclamó Lyra con alegría-. ¡Qué bien! ¡Pensaba que estaríais todas dormidas! -la chica corrió a sentarse en una de las butacas, con Azurril encaramado en su cabeza de pelos castaños.
-Supongo que soy la única que queda -rió Maya, con Pichu sentado en su hombro-. ¿Qué tal la noche?
Todas las chicas menearon la cabeza como para decir que no habían sido capaces de pegar ojo. Los cinco Pokémon se arremolinaron todos en la mullida alfombra y comenzaron su propia conversación, dejando a las cinco entrenadoras en su mundo.
-Eh, Selena -dijo Aura, con una risita-. Te vi ayer con Helio. Qué bonito, ¿no?
-¿Y tú, qué? -espetó Selena, sonrojándose-. Se ve que te gusta Ash, ¿o me lo vas a negar?
Entonces llegó el turno de Aura de ponerse roja. Se suponía que nadie salvo Maya sabía que le gustaba Ash...quizás había sido demasiado descarada. Pero, en cualquier caso, se limitó a asentir. La chica de pelo azul claro la miró con ojos preocupados y aseguró:
-No era mi intención que te enfadases. Solamente...tengo muy mal temperamento...¡lo siento!
-No pasa nada -dijo Aura. Se giró a las otras tres chicas-. ¿Y a vosotras?
-A mí no me gusta nadie -aseguró Lyra.
-A mí tampoco... -convino Sandra, con una voz quizás no demasiado convencida.
-Pues... -la cara de Maya se puso algo roja, e, incapaz de decirlo, se giró hacia Aura-. Díselo tú.
-Le gusta Kenny -explicó Aura por su amiga.
En aquel momento, escucharon un fino sonido que indicaba la hora de levantarse. Se sorprendieron al ver que ya eran las siete, y corrieron a ponerse sus uniformes e ir al comedor, donde les esperaban unos suculentos desayunos y, cómo no, los chicos.
-¡Hola, DiDi! -exclamó Kenny alegremente, sentándose frente a su amiga de la infancia.
-Este va a ser un año muy largo... -suspiró Maya, ignorándole.
Al lado de éstos, se sentaron los demás, que empezaron a hablar. Cuando hubieron terminado todos los desayunos, se dispusieron a ir a su primera clase: Química.
-Bienvenidos -les dijo un profesor aparentemente jovial, de rasgos chinescos-. Me llamo Mr. Jenko, y soy el profesor de Química. Este trimestre, trabajaremos la formulación inorgánica y los compuestos químicos. Por ello, hemos dispuesto parejas de laboratorio y, para facilitar la concentración en clase, son parejas de chico y chica. Ahora os voy a dejar cinco minutos para que os organicéis.
-Pues si quiere que así nos concentremos más, la lleva clara... -susurró Aura a Maya, que sonrió.
Selena fue hasta Helio y le cogió de la mano, para señalar que ellos ya habían decidido. Un dudoso Kenny se dirigió a Maya, sonriendo tímidamente.
-Eh, Maya -le dijo, tratando de aparentar indiferencia-. ¿Te pones conmigo?
Maya sonrió, asintiendo. ¡Esta vez no le había llamado DiDi! A lo mejor eso significaba que estaba creciendo un poco. Los dos amigos de la infancia se colocaron en una mesa, con unas probetas llenas de productos químicos frente a ellos.
Mientras tanto, Ethan caminó lentamente hacia Lyra, ajustándose la gorra que llevaba del revés.
-¡Vamos a ponernos juntos, Lyra! -exclamó decididamente. Ethan no era el tipo de chico que se pusiese nervioso, ni siquiera a la hora de hablar con la chica que le gustaba. La chica, encantada con la idea, asintió vigorosamente y se colocó en una mesa con Ethan.
-Eh...esto... -Mario miró a Sandra, que se alisaba el pelo con la mano, con gesto aburrido. El chico se pasó los dedos por su cabello pelirrojo, lo cual era señal de que estaba nervioso-. Oye...¿te pones conmigo?
La chica levantó el rostro, mirando a Mario directamente a los ojos. Esbozó una suave sonrisa, como para indicar que le parecía bien. Mario le devolvió la sonrisa, algo estúpidamente. No podía decir nada cuando Sandra estaba cerca. Le gustaba desde que tenían doce años, y aún no había tenido el valor para decírselo. Era demasiado tímido.
Los últimos que quedaban eran Ash y Aura. El chico, con los pómulos algo sonrojados, apuntó que eran los últimos, por lo que tenían que sentarse juntos. A Aura esto le desilusionó mucho, pero no por el hecho de sentarse juntos, que le parecía genial, sino porque no le había dicho nada hasta que todos los otros se hubieron emparejado. La chica, de un suspiro, se sentó a su lado, pensando cómo iba a poder gustarle a Ash si ni siquiera se quería poner con ella en el laboratorio.
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Bueno, dejo una rápida nota de la autora: El próximo capítulo se llamará "La Broma", y estoy convencida de que gustará... =)
¡Me encanta!
ResponderEliminarOjalá que pase pronto algo ^^
Sobre todo entre Kenny y Maya =D