sábado, 16 de abril de 2011

James Potter y el Cetro Secreto - Capítulo 7

¡Hola a todos! Este es mi nuevo capítulo, "Número 4 de Baker Street, Hogsmeade", porque, en este capítulo, cierto objeto que le había dado su padre viene a la memoria de James, y prácticamente obliga cierto primo suyo y cierta mejor amiga a cierto pueblecito mágico del norte de Inglaterra...bueno, al caso... ¡disfrutad de esta nueva entrega!

-.-.-.-.-.-.-

-¿QUÉEEEEEEEEEEEEE? -gritó Alice mientras escuchaba a mis palabras-. ¡Estáis locos! ¡De remate! ¡Completamente! ¡Psicópatas!

-Parece que se lo ha tomado mejor de lo que esperábamos -rió mi primo, ganándose una buena colleja de mi amiga, que, furiosa, se atusaba la corbata de Gryffindor.

-Venga, Alice -supliqué-. Sólo una vueltecita. ¡Siempre he querido ir a Hogsmeade! Imagina Zonko's, Hogsmeade, La Cabeza de Puerco...¡Y Tomes and Scrolls!

-Tomes and Scrolls... -repitió Alice-. Es la mayor librería mágica de Inglaterra, incluso más que Flourish and Blotts...

-Y además, podemos ir a mi casa a echar un vistazo -añadió Fred-. Mis padres pasan el tiempo que estamos en Hogwarts en nuestra casa de Hogsmeade.

-Bueno... -la chica asintió y esbozó una sonrisa-. Vale...¡solamente unas horas! Pero...¿cómo iremos?

-De eso no te preocupes -dije yo. Chasqueé los dedos, y en seguida apareció por la puerta de la sala común Fred, cargado con unos trastos que le había dado.

-Cacharros Potter & Weasley S.A. -canturreó Fred-. Primer objeto que utilizaremos: la capa de invisibilidad del padre de James.

Acepté la capa de manos de mi primo y me la eché sobre los hombros, como la tela era translúcida, pude ver el semblante sorprendido de Alice.

-¡Ostras! -exclamó mi amiga-. ¡Ya me acuerdo! Mi padre me contó que el tuyo tenía una tela de esas. Es...¡fascinante!

-Una tela de esas -remedó mi primo-. No es...una tela de esas. ¡Es la tela!

Le pasé la tela a mi amiga, que se la puso en seguida y empezó a correr como loca.

-¿Me veis? No, ¿verdad? -sentí cómo una mano me daba una colleja, pero me di la vuelta y no vi nada-. ¡No sabes donde estooooy, Jamesie!

-Está peor que después de tomarse un café -confirmé a mi primo. Luego alcé la voz-. Ya vale, Ally. Deja de hacer tonterías.

Mi amiga dio un bufido y se quitó la tela. En serio, por muy lista que quisiese parecer, a veces era igual o más inmadura que nosotros. Me la dio y mi primo y amigo sacó del pantalón de sus vaqueros (íbamos con ropa normal porque era sábado por la mañana y acabábamos de venir de desayunar) el Mapa del Merodeador.

-Juro solemnemente que esto es una travesura -recité, apuntando con mi varita al papiro aparentemente en blanco.

En mis manos se desplegó un mapa al completo de Hogwarts, con dónde estaba cada persona en aquel mismo instante. Los tres miramos con fascinación cómo se movía la directora McGonagall por el pasillo, cómo Slughorn escribía tranquilamente en su despacho, o podíamos ver a la profesora Sprout en los invernaderos.

-Entonces...¡venga! -exclamé con energía-. ¡Vámonos ya a Hogsmeade!

***

-¡Achús! -estornudó Alice mientras entrábamos en el almacén de Hogsmeade-. Todo lleno de polvo...y aquí guardan las chucherías de Hogsmeade...

-No protestes y subamos -repliqué yo-. Venid, por aquí es.

Nos volvimos a echar la capa por encima y salimos del almacén. Llegamos a la tienda, donde inmediatamente me embriagó el olor a golosinas, dulces y chucherías, además de darme directamente en los ojos todas las luces y colorines de la tienda. Pude ver que estaba prácticamente vacía, salvo por un par de pequeños curiosos que iban de acá para allá buscando ocupar su tiempo hasta que empezase en Hogwarts.

Salimos de la tienda y nos quitamos la capa. La guardé en los bolsillos del vaquero hecha una boñiga, junto con el mapa.

-Guardad las varitas -nos indicó Alice-. Tenemos que aparentar tener un año menos.

-Si nos preguntan, somos el hijo y sobrinos de George Weasley -añadió Fred-. Mi padre nos tapará seguro.

Los tres guardamos nuestras respectivas varitas y luego entramos en la tienda poniendo nuestras caritas más angelicales.

-Buenos días -dijo la señora, alzando las cejas-. ¿No sois muy mayores ya? Deberíais de estar en Hogwarts?

-Yo tengo once años, pero empiezo en Hogwarts el año que viene -explicó Alice, que es la más mayor de los tres-. Y ellos dos tienen diez años.

-Entiendo -dijo la señora de la tienda-. En fin, sed libres de coger lo que queráis siempre que tengáis el dinero suficiente.

En aquel momento supe que me iba a calzar las botas con todo lo que había. Cuando contemplé mi botín, tenía de todo un poco: grageas de todos los sabores, ranas de chocolate, varitas de regaliz, calderos de chocolate...y mucho más. Cuando fui a pagar, la señora me lo dio todo en una gran bolsa de colores que tuve que cargar a mi espalda. Cuando vi la de mi primo, poco más pequeña que la mía, comparada con la de Alice, una cosa de unos ocho centímetros de ancho y treinta centímetros de alto, no pude evitar comentar que había cogido demasiadas pocas chucherías.

-¿No será que vosotros habéis cogido demasiadas? -replicó, riendo.

Arrastrando las dos bolsas de golosinas, nos desplazamos a Zonko's, una tienda de paredes naranjas y rojas y con estantes de caoba lleno de bromas.

-Yo voy a Tomes and Scroll's mientras tanto -anunció Alice-. No se me ha perdido nada aquí.

Mi primo y yo lo pasamos de lo lindo, y al final compramos algunos artilugios de bromas que nos vendrían muy bien durante el curso. Tras eso, nos encontramos con Alice, que arrastraba tras de sí con una bolsa que contenía algo así como un millón de libros.

-Y luego dice que nosotros compramos mucho -refunfuñé mientras nos dirigíamos a Sortilegios Weasley, donde esperábamos encontrar a mi tío George.

Llamamos a la puerta de la casa rápidamente, echando una ojeada por si alguno de los vecinos de los Weasley nos reconocía. Un hombre de pelo pelirrojo y barba del mismo color, acompañada por unos grandes ojos azules, nos abrió la puerta.

-¡Chicos! -exclamó-. ¿Qué hacéis aquí?

-Hemos venido a visitarte -dijo Fred, abrazando con fuerza a su padre. En aquel momento, me sentí terriblemente nostálgico, al ver a mi mejor amigo abrazar a su padre. El mío, sin embargo, estaba a muchos kilómetros de allí, y no podría verle hasta dentro de dos meses.

-Ven aquí, muchachote -me dijo mi tío, abrazándome-. Habéis crecido mucho, ¿eh? Bueno, pasad, que como os pille aquí Angelina...

Entramos los tres, y nos sentamos en el salón. El tío George nos contó que mi prima Roxanne había ido el otro día con el colegio, y que la tía Angelina había salido de compras.

-Os tenéis que ir antes de que llegue Angelina... -murmuró George-. Si no me va a caer una buena bronca. Pero mirad, os daré unos regalos... -nos puso en las manos a cada uno una caja de pastillas vomitivas, una caja de gominolas agudas (las que hacen que se te ponga la voz aguda como un pitufo) y un ojo cámara para espiar-. Ahora, marchaos. Como llegue Angelina.

Nos revolvió el pelo a cada uno y nos llevó a la puerta de la casa, donde le abrazamos otra vez y volvimos a Hogsmeade, arrastrando nuestras bolsas.

-¡Volved pronto! -oímos gritar al tío George justo antes de doblar la esquina.

Sonreí. Oh, claro que volvería.

-.-.-.-.-.-.-.-.-

¡Eso es todo! Bueno, no tengo mucho más que decir. En el próximo capítulo...¡el Festín de Halloween!

Nicky~!

1 comentario:

  1. ¡Genial! ¡Espero pronto tu próxima actualización!
    Este James y Fred... son demasiado traviesos. ¡Me siento super identificada con Alice! ¡A mi también me encantan las librerías!
    ¡Ay! En fin... Alice es una cucada como te he dicho en muchas otras ocasiones ^^
    Me encanta George, tiene miedo de Angelina xD
    Por cierto, estoy escribiendo una historia sobre ellos.

    ResponderEliminar